jueves, 13 de enero de 2011

Googleando al ritmo del PAN PAN...


Capital Federal empieza a quedar chica para tanto edificio. La construcción está creciendo a pasos agigantados, alterando la tranquilidad de varios barrios porteños. Y uno de ellos, sin dudas, era Belgrano.

PAN PAN PAN PAN sonaba el martillo insistentemente al compás de la aserradora de hormigón.

PAN PAN PAN…

-         Ayyyyyy noooooooo… ¿¿¿Por qué me pasa esto a mí??? ¡¡Hoy es sábado por favor!! Además, ¿qué hora es?

Abrió como pudo un ojo para espiar el reloj.

-         ¡¡Son las ocho y media de la mañana por favor!!

¿Esto es legal?, se preguntó. Me lo voy a anotar en mi lista de pendientes: averiguar si es legal comenzar con la construcción a las ocho y media de la mañana de un día sábado.

Encima, no tenía tapones para los oídos.

-         ¡Ya sé! Me pongo algodón…

Buscó algodón en el botiquín del baño y nada.

-         Me puedo fabricar unos taponcitos con papel higiénico mojado.

Últimamente, el papel higiénico se había transformando en su material predilecto… Se puso el papel en los oídos, lo cual filtró bastante el ruido externo, pero le generó una sensación de vacío extraña y le resultaba incómodo para seguir durmiendo…

-         ¡Ok! ¡Lo lograron! Me voy a levantar… gritó, como si los albañiles le estuviesen dedicando la sinfonía de ruidos a ella exclusivamente.

No le quedó más alternativa que levantarse, de mal humor e indispuesta.

La mañana estaba plomiza. El aire denso. Los muchachos de la construcción, gritaban como si estuviesen en la popular de Boca Juniors en pleno clásico con River Plate. No les importaba nada.

Juana seguía sintiendo cierto malestar estomacal. Había ido al baño como tres veces, antes de dormirse la noche anterior.

-         Me voy a hacer un tecito… habló sola.

Estaba aburrida en plena mañana de sábado, mientras el pan pan seguía a pleno ritmo y, con el correr de las horas, empezó a invadir el departamento un olor a asadito de los muchachos de la construcción… cuando se dijo… ¡¡Lo voy a Googlear!!, ¿Cómo no se me ocurrió antes?, ¿A ver si sale algo…?


Leonardo Maggio.

Enter.

Google arrojó aproximadamente 1.760.000 resultados en (0,22 segundos).

-         ¿Taaaantoooo? Se asustó Juana. ¿Con quién salí che?

Leonardo Maggio Facebook. Esteban Leonardo Maggio Facebook. Videos sobre Leonardo Maggio. Leonardo Maggio Linkedin. Flickr: Leonardo Maggio.

     -     Me parece que Euge tenía razón acerca de Facebook y Linkedin…

A medida que fue investigando, el miedo se fue disipando. Había muchos Leonardos Maggio por el mundo, más de los que hubiese imaginado.

Siguió metiéndose en todos los links, hasta que llegó al verdadero (para ella, claro está). Era su perfil de Facebook. Pero qué pena. Era privado. No pudo chusmear absolutamente nada.

-         Qué cagada… me quedé con las ganas… Voy a chequear los mails entonces.

Sólo mails de publicidad y descuentos.

80% de descuento en tratamiento reductor.

Este me vendría bárbaro, pensó.

70% de descuento en picada con cerveza artesanal para dos.

Este me vendría mejor, se rió.

Qué aburrimiento… Si llego a llamar a alguna de las chicas, corro el riesgo de comerme una puteada. Bueno, ya que estoy al pedo, podría dedicarme a pensar lo que me planteó el psicólogo… ¿a qué le tengo miedo?

Se tiró en el puff.

Me parece que es al compromiso… debe ser eso. No tengo muy buenas referencias de lo que es estar en pareja comprometido con otro. Mis viejos fueron un desastre en esa materia. ¿Cómo puedo pensar en estar con alguien seriamente? Con razón mis últimas relaciones fueron todas fugaces digamos… y con razón elegí tanto boludo… no? Miedo a repetir la historia es lo que siento. Sí, es eso.

Alegre con su breve espacio de reflexión, aunque no con la conclusión, Juana puso una milanesa de soja en la sartén con fritolin. Cortó una lechuga en juliana, le puso aceite de oliva, un toque de limón y sal. Se dedicó a comer su almuerzo veraniego, mirando Los Simpson en la tele, ya que no había nada para mirar.

El ring del telefóno la trajo de nuevo al planeta tierra.

-         Ho-la! Soy toda oídos… Eugenia del otro lado, quería saber cómo había resultado la salida con Leo.
-         Hola… bueno, bien…
-         ¿Bien?, ¿Nada más?
-         Sí… bien…
-         Pero… ¿pasó algo?
-         Noooo… Euge…
-         Bueno, bueno perdón, ¿te estoy preguntando algo muy raro…?
-         Para nada…. Pero no… no sé… me gusta, el pibe me gusta… pero no me cierra del todo.

Y, como se había adelantado el día anterior en el baño de Lupita, su amiga le dijo:
    
-         No, Juana… ¡no lo puedo creer! ¿Y ahora este qué tiene?
-         ¡Eso es lo que no sé! Es divino. Atento. Educado. No tiene nada de malo en apariencia... es el chico que todas queremos conocer…
-         Ah… ok… te parece que es como muy perfectito…?
-         ¡Ajá! Me parece que es eso… muy perfecto, me entendés?
-         Algo…
-         Además, te cuento, me indispuse en plena salida.
-         ¡Qué garrón! Pero bueno… fue una señal, no?
-         Seee… qué sé yo…
-         ¿Quedaron en verse?
-         Sí, el jueves, me invitó a un after office. Me dijo que vaya con mis amigas si quería.
-         ¡Perfecto! Me parece que le tenés que dar una oportunidad a este chico, además, necesito algo de diversión. El tarado de Javier ni apareció ayer. Lo llamé como cinco veces y nada. Siempre el contestador. ¿Lo podés creer?
-         ¿Te sorprendería si te digo que sí, que lo puedo creer?
-         Ja-ja -dijo Eugenia en tono burlesco- ¡Qué graciosa!
-         ¿Y qué hiciste?
-         ¿Qué voy a hacer? Me metí en la cama con un cuarto de helado y a dormir…
-         Para mí, amiga, no te ofendas eh… ese plan es mucho mejor que verlo a Javier.
-         Ok… pero el cuarto de helado dura veinte minutos aproximadamente, y Javier dura toda la noche.
-         Jajajaj en eso tenés razón.

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