viernes, 27 de abril de 2012

Ábrete Sésamo

-¿Cómo estás tanto tiempo?
-¿Tanto tiempo?... jaja hace unos días que no hablamos nada más.
-Me estás freezando Juana.

Entre palabra y palabra Juana se reía, se tocaba el pelo haciendo un tirabuzón con la mano derecha, miraba para el techo del subte imaginando ilusoriamente que era un cielo celeste.

-¿Cuándo nos vemos Juana? No me hagas sufrir más…
-No es que no te quiera ver, pero…
-Pero, pero… ¿no ves que me estás freezando? Tengo razón.
-Ayy pobre, me imagino... debés estar deprimido mal, no?
-No, deprimido no, pero pendiente sí… y así me querías tener, no?

El histeriqueo iba in crescendo. Y ese era un juego que Juana no sabía manejar muy bien, se ponía nerviosa, se incomodaba con facilidad… pero lo disfrutaba al mismo tiempo. 

-Es que este finde se me complica, viene mi hermana de Córdoba…
-Extraño tu piel… el olor de tu piel…
-Ayy por favor, ni te acordás del olor de mi piel… dijo ella en voz baja.
-Un Tommy bastante esfumado, pero presente aún, mezclado con una transpiración con la que todavía sueño…
-…
Juana se quedó sin palabras. Se sonrojó y miró a su alrededor con vergüenza, como si el resto de la gente estuviera escuchando por altoparlante, lo que Sebastián le estaba diciendo por celular.

-Sebastián…
-…No me hagas hablar, si después no me querés escuchar. Sí que me acuerdo, quiero verte, hace mucho ya… me estuviste esquivando un buen tiempo, después pasó lo de mi abuela, pero ya no aguanto más.
-Bueno, pará… dejame que organice el finde con mi familia y te llamo.
-¿Y vos?
-¿Yo qué?
-¿Tenés ganas de verme?
-…
-Juana…
-Sí, bueno, sí… tengo ganas de verte.
-Somos dos entonces.
-Somos dos.

¿Somos dos? Se preguntó Juana para sus adentros.

-Te llamo, estoy llegando a la oficina- Dijo Juana mintiéndole, ansiosa por cortar una conversación, que había aumentado de 0 a 55 grados en menos de tres minutos... no quería hacer pública su intimidad en un subterráneo.
-Llamame hermosa. Un beso…
-Otro…

Juana dio comienzo a una cadena de pensamientos que –ella no sabía- duraría más de una hora.

Al llegar finalmente al trabajo, vio que en la puerta del ascensor había unas diez personas. Uno de los ascensores no andaba y eso significaba estar ahí varada más de diez minutos, esperando el turno para pasar. Como estaba justa de tiempo, prefirió encarar la escalera. Además, eligió ir lo más sola posible para poder escuchar mejor sus propios pensamientos.

…uyy pero me tengo que depilar, estoy hecha un desastre! Ya tengo que llamar para pedir turno, al final nunca averigüé por la definitiva. Cuando averigüe, seguro va a salir un nuevo tratamiento por el cual tomando una pastilla ya no te crecen más los pelos… y yo todavía voy a estar por la luz pulsada… siempre voy atrasada con esas cosas…
…qué me pongo??? Ayy no, tengo que salir a comprar algo urgente. No da ponerme algo viejo… lo que no sé es cuándo nos vamos a encontrar… ¿de día o de noche? Porque no es lo mismo… o más casual, o más arregladita… puede ser la remerita de Rapsodia que vi el otro día… divina… mejor primero arreglo con Valeria y mamá y después voy a comprarme algo… y esta vez no creo que pueda hacer fachion emeryency con las chicas, Euge a full con el tema del embarazo y Juli, bueno, Juli enroscada en el tema… ese tema… ¿cómo habrá terminado?... en fin…

Dejó la cartera en el perchero, se sacó el saco y también lo colgó. Fue hasta la máquina de café y apretó el botón de capuchino (sin azúcar).

Mientras…

…le digo lo que estuve trabajando en terapia la última vez? ¿Le digo que todavía me jode lo que me hizo? No puedo hacerme la boluda con eso. Yo quiero sentirme despojada del pasado pero eso me sigue anclando al ayer… ¿cómo voy a hacer para avanzar con él si sigo anclada al ayer?

Agarró dos sobrecitos de edulcorante.

…la pregunta es… ¿yo quiero seguir adelante con Sebastián?... ¿estaba buscando esto ahora… en esta etapa de mi vida?… ¿lo estaba buscando?

Capuchino en mano y soplo constante para entibiarlo.

bueno, no, no lo estaba buscando. Pero menos mal, porque siempre que busqué algo, me salió medio para el traste… mejor que vino solo… por algo vino. Siempre las cosas pasan por algo…

Abrió el cajón. Sacó un paquete de galletitas de lino.

…volviendo al sentido práctico, tengo que llamar ya a la depiladora, porque estoy en el horno mal… después resolvés tus problemas existencialesssss Juana, dale…

Juana solía hablarse a ella misma.

Con el turno asegurado, nuevos pensamientos se avecinaban, con claras amenazas de cubrir todo el espacio neuronal de Juana… sin embargo, trabajó, Googleó las promos que tenía con la tarjeta en los días venideros,  chusmeó los colores de uña que estaban de moda, se autocatalogó de frívola (y se perdonó al instante) y, como si todo eso fuera poco, eligió el lugar al cual le gustaría ir con Sebastián…

Ábrete sésamo. Compuertas abiertas.

Ya no había marcha atrás.

viernes, 13 de abril de 2012

El mundo es una panza

Otra vez nada en la heladera. Algo tenía que cambiar, porque no podía vivir a aire o a hamburguesas y comida comprada. Ella no era así, pero en los últimos tiempos esa había sido la constante. Sacó el último Paty que tenía del fondo del freezer y cuando intentó hacerse puré chef, se dio cuenta de que le faltaba manteca. Rescató un tomate del fondo del cajón y se lo cortó en rodajas. Le puso sal y orégano. Esa fue su cena.

Estaba exhausta, bastante más aliviada y muy somnolienta. Tenía muchas ganas de reencontrarse con su cama, antes que con cualquier otra cosa en el mundo.

Pero, cada vez que se disponía a descansar algo venía a interrumpir su paz.

¿Valeria? Qué extraño…

- Hola Vale, cómo estás? Qué raro llamándome, y más a esta hora…
- Sí, sentí la necesidad, perdoná, estabas durmiendo?
- Durmiendo? No, no, todavía no… Pasó algo?
- Como si tuviera que pasar algo para que te llame…
- Bueno… somos pocos y nos conocemos… no?
- Bueno, pará… no quiero discutir.
- Ok-ok… te escucho.
- Tenías razón.
- Con qué?
- Con tu suposición.
- Mi suposición… De qué?! Juana había olvidado por completo la escena de la cocina en la casa de su hermana. Parecía que habían pasado años de aquel momento.
- Juana, te llamé para contarte que… estoy embarazada.

Juana se quedó helada. Extrañamente, el embarazo de su amiga le había provocado más emoción que el de su propia hermana… quizás, tenía que ver con la cercanía que tenía con una y con otra…

- Naaaa
- Sí, de tres meses. Vas a ser tía!
- Ahhh… te felicito!!... pero entonces, los nombres que encontré en el baño… Juana recién caía que ella había sido la primera en darse cuenta.
- Sí, eran los nombres tentativos que estábamos barajando…
- Pero si tenía razón, ¿por qué no dijiste la verdad?
- No! Estás loca!! Si mamá se entera que estoy embarazada, encima que me voy, se muere… se muere de angustia…
- Más se va a morir si se entera que estás embarazada y no le contaste nada!
- Es que me da cosa… la voy a matar a la vieja…
- Bueno Vale, se dio así… me parece que la verdad es lo mejor en estos casos.
- Vos decís?
- Sí… lo único, eso sí, no se lo contaría por teléfono… no tenés ganas de venirte unos días para Buenos Aires?
Extrañamente su hermana contestó que sí.
¿Qué le estará pasando? ¿La maternidad la habrá puesto más sensible?- Pensó Juana.

- ¿Y cuándo vendrías?
- El finde, no sé… ahora la voy a llamar para tantear cómo está.
- Y, desde que volvimos de Córdoba, bastante angustiada. Yo mucho contacto no tuve, porque la verdad, me estuvieron pasando mil cosas, así que…
- Ah ok, entonces la voy a llamar hoy mismo.
Valeria no le preguntó cuáles eran esas mil cosas que le estaban pasando a su hermana. Siempre evitó ingresar en paisajes oscuros, en relatos indescifrables…
- Bueno, bueno… llamala, le va a hacer bien.
Y Juana siempre evitó arrastrar a su hermana a esos lugares.
¿Y vos cómo estás?
- Yo, bien por suerte. Los primeros días estuve con muchos vómitos, pero después, desaparecieron y ahora estoy espléndida.
- Me alegro Vale!
- Bueno, nos vemos el finde si Dios quiere.
- Dale, podemos cenar juntas con mamá el sábado. Venís con Fernando?
Juana quería prepararse de antemano para ver a su cuñado.
- No, él no puede, justo tienen un evento especial por la empresa, es todo el sábado. Pero yo no quiero ir, no tengo ganas.
- Ah! Mirá vos – se sorprendió Juana- esto es algo que nunca hiciste en todos estos años…
- …Sí, puede ser. Pero hay algunas cosas que están cambiando… nada serio igual, pero estoy pensando más…
- …Me sorprendés, tengo que serte sincera.
- …Tampoco te creas que voy a ser la hermana melosa que vos pretenderías…
- …Ah no, si, no… tampoco esperaba semejante aberración… ironizó Juana.
- …Bueno, nos vemos pendeja.
- …Dale, nos vemos jovata!

El último gesto de cariño la reconfortó.

Juana cortó y no dudó en echarse a reír como desquiciada. No podía ser que una de sus mejores amigas y su propia hermana estuvieran embarazadas. De un plumazo, el mundo se había vuelto una panza! Pero ya había dejado el drama atrás, y ahora estaba empezando a disfrutar de las últimas novedades… de maternidad.

martes, 3 de abril de 2012

Amén Psicoanalítico

-          Me puse a llorar…
-          A dónde?
-          En el baño.
-          Y qué pensabas en ese momento?
-          En nada, solo empecé a llorar… ves como estoy de angustiada ahora que lo cuento? Juana trataba de explicarlo lo mejor posible, a pesar de su inocultable angustia que le estaba empezando a entorpecer el habla, al tiempo que gesticulaba tratando de ayudarse para armar el relato.
-          Seguramente en algo pensaste.
-          No, yo siento que no… siento que fue un momento de descompresión absoluta. Estuve todo el día como incómoda, dando vueltas… viste como cuando querés dormir y no podés y tenés sueño pero no podés… y girás y girás en la cama y tenés la sensación de cansancio, pero no lográs conciliar el sueño…?
-          Sí…
-          Y al otro día te levantás más cansada que antes, como exhausta.
-          ¿De qué estás cansada?
-          De nada, era un ejemplo. Contestó Juana por rebote lingüístico, antes que por haber reflexionado su respuesta.

El psicólogo permaneció en silencio. Esperó.

-          …bueno, si me preguntás… te puedo decir… estoy cansada de ser siempre la que recibe la buena noticia sin ser la protagonista.
-          Ajá…
-          Estoy cansada de ser la buena de la familia y sostenerle a mi mamá su llanto y su angustia a causa de mi hermana. Ah! Ahora que me preguntás, estoy cansada del egoísmo de mi hermana. Estoy cansada de ilusionarme con personas y situaciones que no son reales, que siento que las invento yo… que las creo en mi cabeza.
-          ¿De quién estás hablando?
-          De Sebastián estoy hablando, de Sebastián… De a poco, el tono de Juana dejó de estar cargado de angustia para pasar a tener un tenor más grave, hasta agresivo.
-          Entiendo.
-          Estoy cansada de ser la amiga gamba, la que te acompaña a cualquier locura, a cualquier lugar sin preguntar, sin exigir nada.
-          Entonces, me decías, que no estabas cansada...
-          Bueno!! Sí, estoy cansada. ¿Contento?
-          Te vuelvo a preguntar: ¿De qué estás cansada Juana?
-          De querer ser madre y no poder!!!!!
-          ¿Pero que te hace pensar que no podés?
-          No puedo porque no tengo alguien al lado que me permita serlo. Quiero y no puedo. Cuando salí con Sebastián yo me había imaginado con panza, conviviendo con él, juntos… y él me quebró ese sueño en mil pedazos, se cagó en mí!!!
-          Vos se lo dijiste?
-          No así no… ni así, ni de ninguna forma.
-          Y eso todavía te duele…
-          Sí, absolutamente. En ese momento, él quebró en mí no sólo la relación, sino la posibilidad de ser madre. Después comprendí que la situación no era… que no era la ideal… sin embargo muy adentro mío quedó ese vacío por no haber podido lograrlo. Con esto no quiero decir que no lo pueda hacer en un futuro… pero ahora que lo digo me doy cuenta que eso todavía no se lo perdoné. Yo no solamente fui mujer con él, sino que potencialmente… a ver… fui madre.
-          Juana, vos podés ser madre. No ahora quizás. No mañana. Pero con Sebastián o con otra persona vos podés construir una pareja y, llegado el momento, tu maternidad.
-          Sí, lo sé… Juana miró el techo, encontrándose devuelta con la mancha de humedad que al principio hallaba desagradable y ahora se había convertido en parte de su escenario natural… se había acostumbrado tanto a verla, que de faltarle, la extrañaría… A veces siento que no soy normal…
-          ¿Por qué?
-          Porque siempre tengo un rollo. Ahora estaba perfecta. Me encontré con mi papá a almorzar, ves? Ni te hablé de eso que para mí es tan importante…
-          Bueno, parece que esto también es importante para vos.
-          Sí, supongo que sí.
-          Juana, la fantasía de no poder ser madre es más normal de lo que vos creés. Pero es eso, hoy al menos es eso, una fantasía.
-          Si, no?
-          Sí. Bueno, vamos dejando acá…

Se levantó del sofá y como había estado jugando con su propio pelo de forma descontrolada, tenía todo el cabello embarullado. Saludó y se fue.

El aire la abrazó cuando abrió la puerta de calle. Había dejado en la sesión la angustia y la bronca que la habían sujetado durante todo el día.

…Dios, haceme recordar siempre esta sesión para pensarlo veinte veces antes de querer algún día abandonar este espacio… Amén.