Cambió
inmediatamente de canal. La abrumaba el maremoto de noticias negativas… los
robos… las salideras… el cepo cambiario… el indec… la inflación… las cacerolas…
que los unos, que los otros… la oposición… las marchas y contramarchas… Cambió
y siguió cambiando, apretando arbitrariamente ese botoncito sin un destino
preciso, perdiéndose en ese centenar de canales que casi nunca exploraba.
Prontamente se instaló en un programa de chimentos o de resumen de chimentos
que, para el caso, le daba igual… ¿Qué
pensaría mi profe de cultura si me viera mirando esto ahora?... Dudó
mentalmente… Me diría que mis consumos
culturales son paupérrimos… ¿Y vos
Juana?... Se preguntó en tercera persona, despersonalizándose… ¿Qué le contestarías?... Volvió a dudar…
Le diría que lo miro porque está bien
mirar de todo para poder opinar con criterio jaja… Se rió de sí misma… Su
excusa era muy mala.
Juana
estaba tan cansada que sólo había atinado a prepararse un sándwich de atún con
lechuga y tomate y a prender la televisión
en busca de pasatiempo… Mero, liso y chato pasa-tiempo.
Qué
bueno que sería si en la vida pudiéramos cambiar de canal cada vez que no nos
gusta algo… Plin! Y chau… dejé de ver
la película de terror de mi hermana… Plin!
Y guauuuu estoy en una peli porno con Sebastián… Plin! Y uuuuhhhh me meto en la peli de acción de cambiar de laburo…
qué adrenalina… Plin! Y ufffff volvió
la de terror sin querer… entonces Plin!
Y ya… me vuelvo a meter en la triple xxx…
Ese
pensamiento, que arrancó con algo de angustia, terminó causándole gracia.
Los
últimos tiempos para Juana se le habían presentado estrepitosamente. Muchos de
los episodios y momentos que habían ocurrido, no había llegado a procesarlos
bien, y como el tiempo no dejaba de avanzar, se presentaban otros nuevos.
Nuevos e intensos.
El
recuento mental fue inevitable…
…El reencuentro con Seba… le debo un llamado…
el embarazo de Vale… ufff… ¿cómo estará ahora?... ¿estará pudiendo dormir?...
ahhh ni hablar del reencuentro de Vale y papá… ¿quién lo hubiera dicho?... y
Juli… ayyy Juli… ¿seguirá en su recorrida nocturna con Anita? Cómo la extraño…
pero no la puedo culpar… si yo tuviera alguien que me hiciera la gamba, hoy me
iría en bicicleta hasta México mirá!!! … igual esa piba no me gusta… no me gusta… y
Euge… me encantaría acompañarla mucho más de lo que lo hago ahora… está
embarazada… cómo me gustaría estar en esos pequeños detalles del día a día… no
perderme nada… cuando el bebé empiece a patear… acompañarla al obstetra… jaja…
qué metiche que soy… eso le corresponde al marido ahora… vah… novio… cómo
cambiaron las cosas Dios… pensar que hace unos cinco años estábamos
bolicheando, pucheando como locas, en la más dulce boludez… y ahora…? Bueno,
nada… estamos más grandes… es eso… siento que por fin algunas cosas se fueron
acomodando… pero otras… otras las extraño… y cómo!
Suspiró
profundamente.
Si pudiera, mañana me quedaría durmiendo
hasta las 11 de la mañana… cuánto hace que no lo hago!!! Cómo me encantaría
hacerme la descompuesta y decir chau… hoy no voy!!! Igual… tengo mil cosas que
hacer, así que mejor… a dormir… y si estos rulos no se aplacan, voy a hacerme
el alisado mañana mismo!
Juana
se comió la mitad del sándwich, se tomó un vaso de Coca cola light y se puso su
piyama más viejo… ese que sentía que más la abrigaba. Se tomó un analgésico
para ver si se le aflobaja la contractura del cuello, y como hacía cuando era
más chica, se calzó los auriculares en busca de esa canción que la hiciera
sentir mejor… y antes de que pudiera acomodarse, la voz de La Oreja de Van Goh comenzó a cantar Puedes contar conmigo… y Plin!