martes, 25 de septiembre de 2012

Cómplices


Sin saber por qué ni cómo, Juana estaba nadando en un mar… más que un mar… un océano… turbulento y profundo… y encima, era de noche. De repente advirtió que el agua que nutría ese inmenso océano caía del cielo… miró hacia arriba y vio el rostro de su hermana que no paraba de llorar… ¿Valeria todavía sigue llorando? - pensó.

Juana se despertó sobresaltada…y además, se sintió en lugar ajeno… ¿dónde estoy? -Se preguntó por un instante… Tardó pocos segundos para darse cuenta que se encontraba en su ex cama, con su hermana durmiendo en un colchón al lado suyo, toda desparramada y destapada…
 
Apenas abrió los ojos, el mundo de terror que había vivido la noche anterior se le pintó de una pincelada… Ese hijo de puta- pensó.

La vio a su hermana y, a pesar de las muchas diferencias y trabas que había sentido para con ella casi toda su vida, ahora la quería proteger, la necesitaba ayudar. Se arrimó y la tapó hasta los hombros. Valeria, que hasta ese momento tenía el cuerpo comprimido como un caracol, se estiró completamente como aflojando los músculos y se refregó la cara contra la alhomada… todo, sin despertarse.

Juana se quedó unos minutos más mirándola, tratando de abrazarla imaginariamente...  luego se fue moviendo lentamente hasta la punta de la cama, salió del cuarto y se dirigió al baño de la planta superior… por supuesto no tenía cepillo de dientes, así que buscó en el placard si había alguno potable… pero no encontró nada que la satisfaciera, por lo que agarró un poco de pasta y con su dedo índice hizo las veces de cepillo. Se lavó la cara y bajó silenciosamente.

Ya en los últimos escalones, escuchó la radio prendida en la cocina y supo que su mamá estaba despierta. Allí estaba de hecho… con la pava sobre la mesa y con el mate entre las manos, mirando hacia fuera… como abstraída.

-          Ma…-la interrumpió Juana, sacándola de ese viaje que vaya a saber uno dónde la estaría llevando.
-          Juani…
-          Buen día.
-          Bueno día Juanita… vení, vení, sentate acá cerquita, así te tomás unos amarguitos…
-          Má, a mí me gustan con azúcar…
-          Uh! Cierto… la de los amarguitos es Vale… ¿cómo está ella?, ¿se despertó?
-          No, todavía no. La dejé durmiendo arriba.
-          Me vas a contar lo que pasó.

Juana supo en ese preciso instante que estaría en problemas por dónde se lo analizara… Si le contaba a su mamá, Valeria la iba a matar e iba a costarle un montón que volviera a confiar en ella. Si no le contaba, Susi se iba a encargar de torturarla hasta que lo hiciera. Después de todo, sabía que Juana era más blanda que Valeria y que, en algún momento, iba a ceder.

-         Má… no sé… Vale no te quiso contar ayer, no sé si yo deba…
-          Tu hermana no me lo va a contar nunca Juana, por eso te lo estoy preguntando.
-          Es que…
-          ¿Me lo vas a contar o no?

Para el momento en que Juana le había contado todo a su mamá, Valeria ya se había despertado y venía bajando las escaleras, mientras Susi estrujaba un repasador con las manos, imaginando –sin decirlo- que era el cuello de su yerno.

-          Shhh má, please, no digas nada… porque Vale me mata.

Susi se tuvo que tragar la bronca y hacer como que no sabía nada, para evitar que Valeria entrara en crisis nuevamente, afectando posiblemente a su nieto. Se tragó entonces su bronca, las puteadas y la angustia.

-          Hola…
-          Hola Vale, ¿cómo te sentís?
-          Como el orto…

Siempre tan directa –pensó Juana. Y dijo: vení Vale, sentate que te preparamos el desayuno, ¿qué tenés ganas de comer?, ¿unas tostaditas quizás?

- Yo las preparo- dijo Susi. Y como para disimular agregó: ¿Me vas a contar por qué llorabas desconsoldamente ayer mi amor?
- No ma, no insitas. No te pienso contar. Y dirigiéndose a Juana dijo: y vos Juana, mejor ni se te ocurra abrir la boca, porque te mato.
- No-no-no-no… yo no conté nada.

Cualquiera se hubiera dado cuenta que Juana ya había contado todo… pero Valeria tenía la cabeza muy volada para advertirlo.

Juana se ruborizó por que sabía que mentía, pero ni loca confesaba lo que acababa de hacer.

Valeria se dirigió hacia el baño y Juana y Susi se miraron cómplices… sabían que tendrían una larga semana por delante.                                        

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario