miércoles, 15 de agosto de 2012

Culeado...

Juana seguía en su idilio de sexo que-ella-consideraba-casual… cuando la recepcionista interrumpió su fantasía con un llamado.

- Tu mamá Juana.
¿Qué pasó? –pensó sin pensar.
- Hola má… qué raro vos llamándome al laburo…
- Es que no me contestás el celular…

Ahí Juana advirtió que se lo había dejado olvidado en la casa… claro, con el apuro por llegar lo menos tarde posible, ni siquiera lo había notado.

- ¿Pasó algo?
- ¿Si pasó algo? Tu hermana está desconsolada llorando desde hace una hora en tu cuarto, no me quiere abrir la puerta y yo no sé lo que le pasa… le dije que te iba a llamar y me dijo que no lo hiciera…
- Ayyy má… pero por favor, ¿y qué puedo hacer yo desde acá? ¿no será algo con la panza, no?
- No-no… me dijo que el bebé está bien…
- Bueno… pero no sé cómo ayudar… cuando salgo voy para allá, querés?
- Sí, venite, a ver si la convencés para que abra esa puerta y nos cuente lo que le pasa…
- Má… me asustás…
- Venite apenas puedas nena.
- Sí, quedate tranquila.

Bomberwoman a la acción. Juana, con unas ojeras que le llegaban hasta el piso, cerró la compu, arregló unos papeles que estaban sobre el escritorio y salió corriendo para la casa de su mamá. Antes de perderse por detrás de la puerta del ascensor, le mandó besos en el aire a Federico, quien no entendió el por qué de tanto apuro.

El centro parecía estar más congestionado que nunca. Un colectivo pasó de largo y cuando vino el segundo, estaba al tope, tan al tope que cuando el colectivero abrió las puertas, Juana se coló por la de atrás.

Má sí… si no, no llego más.

No quería pensar en nada, ni elaborar teorías, porque quizás era una pavada lo que le estaba pasando a Valeria… y ella se hacía malasangre y se enrollaba en pensamientos kilométricos sin sentido… igual, dos o tres ideas se le dispararon sin querer…

Cuando pudo emerger del colectivo -todavía repleto en esa instancia del recorrido- sintió como el aire frío la abrazaba por completo. Respiró profundamente para llenarse los pulmones y en cuanto pudo inició una marcha veloz y agitada… estoy muy fuera de estado dios…

Ya en la puerta de la casa, no llegó a tocar el timbre, que la mamá le estaba abriendo a las apuradas…

- Hola má… qué hacés? ¿Estabas esperándome atrás de la ventana?
- Sí… me tiene preocupada Valeria…
- ¿Todavía no te abrió?
- No, no me abrió… aunque ya dejó de llorar…
- ¿Se quedó dormida?
- No, recién me contestó que no me pensaba abrir la puerta… Y yo le contesté que si no abría, la iba a tirar abajo.
- ¿Y qué hizo?
- No la abrió… ¿no la conocés a tu hermana?
- ¿Y vos qué hiciste?
- Bajé a esperarte atrás de la ventana…
- Ayy Dios! Dejame a mí, a ver si la convenzo… quedate abajo mejor… y preparate unos mates… que veo que esto va para largo y yo tengo un hambre que me muero…
- Bueno, bueno… me tiene muy angustiada esta chica…
- Tranqui má, andá, andá…

Juana disimulaba un poco, pero también empezaba a preocuparle la actitud de su hermana. Si bien siempre había tenido cierta tendencia hacia la espectacularidad, hacia la escena-show para llamar la atención, ahora estaba embarazada… la atención ya la tenía toda, todita para ella… no era el momento para montar semejante escena… algo más tenía que estar pasándole…

Juana subió las escaleras y desde allí sintió el sollozo de Valeria…

Se acercó en puntitas de pie hasta la puerta, tratando de no hacer ningún ruido que la delatara… Valeria lloraba y hablaba en voz baja…

Al principio le resultó indescifrable lo que decía, pero luego Juana agudizó la escucha, se aproximó sin apoyarse a la puerta… y ahí lo pudo oir clarito…
-          Sos un hijo de puta Fernando… un hijo de puta…

¿Fernando? El causante de todo ese llanto era Fernando… ¿Qué le habrá hecho ese hijo de puta?

Sin dudar ni por un instante del sano juicio de su hermana, Juana ya lo había sentado a su cuñado en el banquillo de los acusados, sin saber qué había hecho y sin escuchar los alegatos.

Finalmente, decidió que era momento de encarar la situación y golpeó tímidamente la puerta.
- Vale… soy yo, Juana… dejame entrar, dale…
- ¡Andate Juana! ¡No voy a abirr!
- ¿Cómo no vas a abirrr? Dale… estás llorando, hablando sola… quiero saber qué te pasa…
- ¡No! No insitas… no quiero abrir, no quiero hablar… andate…
- Bueno, la querés hacer difícil… te sigo. Total… en algún momento vas a tener que ir al baño… no? En algún momento vas a tener hambre…
- ¿Hambre? Con la angustia que tengo, no tengo nada de hambre…
- Bueno, ves…? no podés quedarte así… abrime, dale…
- Es que no quiero que vengas a darme un discurso de “yo te dije”, “yo lo sabía”…
- ¿¡Ehh¡? no entiendo de qué estás hablando..!!
- Bueno, por eso, no voy a abrir.
- ¡Vale, dale, no seas cabeza dura! Mamá está super angustiada abajo sin saber qué pasa, me llamó a la oficina para que viniera, no nos podés tener así…
- Es que estoy muy triste… no quiero ver a nadie!!
- Bueno, pero yo no soy nadie… no?? Soy tu hermana carajo!

Unos segundos que parecieron eternos separaron el último grito de Juana, del momento en que Valeria finalmente decidió abrir la puerta…

- Vale…
Valeria la abrazó fuertemente y se largó a llorar a mares… (mares más grandes aun que los anteriores)...

- ¿Qué pasó Vale?, ¿Qué pasó?
- Cerrá, no quiero que mamá venga…
- Bueno-bueno, cierro… a ver, sentémosnos acá… tranquila… ¿querés que te traiga un vaso con agua?
- No… no… dijo Valeria entre respiraciones entrecortadas…
- A ver Vale… ¿qué te puso tan mal?
- ¿Qué me puso tan mal? ¿Querés saber qué me puso tan mal? Mirá…

Valeria le extendió el brazo a Juana ofreciéndole un celular…  Juana reconoció de inmediato el aparato, pertenecía a su hermana… Sin siquiera llegar a pestañear, pudo ver en la pantalla unas pocas palabras que la dejaron atónita:
Estarás embarazada, pero Fernando es mío… entendiste?

Juana se quedó helada. Una energía negativa la recorrió por completo y sintió como si un karateca invisible le hubiera pegado una patada en el centro del pecho…

- ¿Es una joda?
- ¿Te parece una joda? A mí me parece que soy la cornuda más cornuda del mundo y encima estoy esperando un hijo de él… me quiero morir!
- Pará… pará… no te apures…

Ni Juana se creía lo que le estaba diciendo, pero necesitaba calmarla a su hermana, sobre todo para que no le pasara nada al bebé…

- ¿Cómo querés que me calme? El muy hijo de puta me dijo que no podía venir porque tenía un evento en la empresa y ahora me llega este mensaje..!! Soy la boluda más boluda del mundo…
- ¿Hablaste con él?
- ¡Ni loca! Si lo llamo, no sé de qué soy capaz… no me olvido que estoy embarazada…
- …Y el número... sabés de quién es?
- Me apareció como desconocido… no sé…
- Bueno, bueno… tranqui… ya vamos a pensar bien qué hacemos…
- …por lo pronto me quiero morir…
- …ayy hermana…
- …ayy Juana…

2 comentarios:

  1. Hola!! Me encanta el blog! Escribi mas seguido!!
    Te descubri por un comentarios en ohlala!

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  2. Gracias Merlina!!! Trataré de publicar más seguido! :-)

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