jueves, 23 de diciembre de 2010

Sable chino


Cerró ferozmente la puerta del departamento. Con una fuerza que no se condice con la  de una muchacha de 31 años, ni con sus dulces ojos color miel, aunque sí con sus endemoniados y desprolijamente ordenados bucles castaño claros.

Entró, tiró la cartera, y los pocos cosméticos y los muchos papeles y papelitos parecieron escapar de allí despavoridamente. Es verdad, su cartera era un desastre. No solamente llevaba el rimel y el rubor, sino también la factura del teléfono, el recibo de sueldo, toallitas femeninas y hasta un preservativo.

Seguía inquieta y no sabía por qué. No se tenía que indisponer hasta dentro de once días. Lo de Pablo no era tan, pero tan importante como para anudarle así la garganta. En el trabajo todo ok. Susy seguía en la misma línea que hacía treinta y un años, es decir, nada raro… ¿qué era? Para huir del pensamiento, una vez más se dijo… “no importa, lo hablo con el psico”.

Hacía cinco años que hacía terapia. No recordaba bien el motivo que la acercó a su primera sesión. Ella creía que tenía que ver con la ruptura de Sebastián, su primer novio-novio. Porque existen varias categorías y Sebastián había sido claramente su primer novio-novio.

Antes había tenido novios-toque y me voy, o en inglés, novios-garch and go. Novios-no novios, de esos que una cree que son novios, pero ellos piensan todo lo contrario. Pero, en el fondo, no recordaba si había sido ese el motivo. Lo cierto es que cada miércoles ella se veía en su sesión semanal mirando el techo del consultorio y esa mancha de humedad en la esquina derecha. Faltaban cinco días para ese día. Mientras tanto, sabía que el sable chino que tenía clavado en la garganta seguiría molestándola nada sutilmente.

Prendió la tele para ver si había algo interesante. Pero nada. En eso, sonó el teléfono.

-          Hola Juani… ¿qué hacías?
-          Nada, un embole total. Estoy rara… me parece que me tengo que indisponer, aunque faltan como once días, ¿puede ser que se adelante tanto?
-          Naaa nenaaaa, a vos te pasa otra cosa. Después lo hablamos bien, pero escuchame, te llamaba porque mañana hay una fiesta que organiza Javier, te acordás? el pibe con el que estuve el verano pasado.
-          ¡Pará Euge! Ese boludo?? Devuelta? Vos juraste adelante mío en pleno Palermo Hollywood  que no lo ibas a volver a ver nunca más… que era un perdido sin remedio… que vivía para los amigos. ¿Qué onda? No entiendo nada.
-          Bueno… me llamó ayer. No me voy a casar con él, pero mientras tanto disfruto. ¿O acaso está mal vivir la vida?
-          Claro… ahora me acuerdo. Para cuando juraste ya estabas en pedo… y pará que no sos Bucay eh…
-          Pero dejate de hinchar… daleee, ¿venís o no?
-          ¿Juli va?
-          Si obvio, dale, vamos las tres.

Eugenia Salvatierra, Julieta Colombo y Juana. Habían hecho juntas el secundario y desde esos años felices, no se separaron más. Egresadas 1997. Enojadas 1999. Entristecidas 2000. En… quiebra 2001. En pampa y la vía 2002. Entusiasmadas 2003.  Enamoradas 2007. En… crisis existencial 2010.

Juana cortó dubitativa, pero ya había dicho que sí. Y, después de todo, ¿qué malo podía pasar? Esa noche se fue a dormir temprano, al día siguiente tenía que hacer como diez mil cosas.

Antes, le escribió un mensajito a Fede.
-          Me voy a dormir diva. No me llames a cualquier hora.
-          Ok! Que sueñes con los angelitos!


No hay comentarios:

Publicar un comentario