jueves, 30 de diciembre de 2010

Cagazo.com

Dolor de cabeza. Así amaneció Juana el domingo con el piiiip piiiiiip del despertador  a las 11.30 horas.

El día anterior, había reprogramado el reloj, considerando el almuerzo con Susi y Ele en el club, como todos los domingos. “Ya no estoy para esto”, se repitió una vez más.

Ducha de por medio, emprolijamiento de rulos, mate amargo y caminata.

Un día pleno, radiante. Las calles parecían más lindas con el sol iluminando las fachadas. Siempre le había gustado caminar por Buenos Aires los días de verano con sol. Jugaba a adivinar la historia de vida de las personas que las habitaban. Qué mejoras les haría… en dónde le gustaría vivir…

Dobló en Ciudad de la Paz y se tomó el 41. Se bajó a cuatro cuadras y siguió derechito para el club.

Entró y saludó a todos, con tantos años, conocía a todos en el lugar.

-          NO-TE-PUE-DO-CREERRRR… cómo no le pediste su número nena? Gritó Ele, mientras Susi seguía a puro estofado la repartija de ravioles en las mesas.

Cinco segundos después, Juana empezó a hacerse el rollo que había prometido no hacerse en el taxi la noche anterior.

-          Podría haberle pedido el número… después de todo… ahora las minas son más mandadas… ¿¿por qué me como tanto los mocos?? ¿Será que no quiero meterme en otra historia por miedo a sufrir? Pero a sufrir qué… si no me la juego, nunca voy a saber.
-          ¿Querés queso Juani? Cortó el pensamiento inquisidor Susi.
-          Sí má, para qué preguntás, si sabés que me encanta… contestó Juana distraída.
Y si no me llama… ¿será que me pidió el número de compromiso?, para no quedar mal… este corte de pelo me lo tengo que cambiar, me hace la cara más redonda… tendría que haber ido a la peluquería ayer… ¡ayyy cómo me duele la cabeza por dios! Tengo una murga adentro… encima si no me termino el plato de ravioles, va a venir el cuestionamiento. ¡Federico HELP!

Juana le escribió inmediatamente un mensajito de texto a su mejor amigo. Nadie mejor que él podía ayudarla en este caso.

-          Hola Fede! Disculpame si te despierto, pero soy una tarada. Conocí a un pibe divino ayer y no le pedí su número. Ahora voy a estar como una pavota esperando su llamado.
-          Sí, sos una tarada. Si necesitás, a la tarde nos juntamos. Lo tuyo se llama cagazo nena.
-          Gracias!! Sabía que me ibas a entender. Hablamos a la tarde cualquier cosa. Sigo con los ravioles de la vieja…

Era verdad, se llamaba cagazo. Mientras se fumaba un pucho en una reposera de cara al sol, con la panza llena de ravioles y preguntas, se cuestionaba por qué tanto miedo. Miedo a qué.

Desde chica, Juana había tenido lo que comúnmente se llama levante. Era atractiva, sus ojos pícaros, sus cabellos embarullados, sin problemas de comunicación por lo que eligió su profesión, risueña… un sol.

“Un sol a punto de desintegrarse de tanto calor”, pensó.

31 años. Soltera. Comiendo todos los domingos con su vieja y la amiga de su vieja… ya tenía ganas de despertar en algún departamento varonil, y no saber qué comer y no saber cómo volverse de donde está, o mejor aún, no querer volverse…

De repente, un pensamiento más inquietante que el anterior la invadió. Apagó el pucho y se prendió otro…

- Estás fumando mucho nena, Susi al attack.

- No má, es el primero que prendo cheademás, vos fumaste hasta que quedaste embarazada… no me hinches… Juana is coming back.

¿Cómo sería ese momento? Sí, ese. Ese del encuentro con otro cuerpo, hasta ese instante extraño, desconocido, fundiéndose en pasión y deseo. No es que se hubiese olvidado, pero casi. La última vez que había estado con alguien, había sido con Pablo y, la verdad, había sido como más sencillo, porque de alguna forma se conocían… pero ahora, con alguien desconocido absolutamente… quedaría como una… tonta? inexperta? tímida? torpe? acelerada? calentona? ¿Será como me dice Euge?

-          Vos haceme caso. Los dos primeros cuerpos, puede ser que te retrotraigan al anterior, digamos al de Pablo. Te va a dar cosita, te vas a sentir como extraña. Después del segundo, vas a volver a descubrir qué bueno que estaba esto de coger nena…

Directa. Su amiga siempre había sido directa. Pero en algún punto sentía que podía ser así. Al principio extraña, después relajada. Ayyy… cuántas cosas para hablar con el psico y todavía faltaban unos días para ir.

Como si el psicólogo tuviese la respuesta a las preguntas que ella se hacía, logró tranquilizarse y partir nuevamente hacia su hogar.

Se hizo una taza de té digestivo. Se tomó un Alikal. Se metió en la cama a ver Diario de una Pasión por trigésima vez.

Miró el celular.
Lloró viendo la peli.
Miró el celular.
Siguió llorando.
Miró el celular.

Mensajito.

- ¡Ayyy la puta madre! ¡Mensajito! ¿Qué hago? Bueno, pero ya sé que tengo que hacer, mirarlo… pero si… ayyy… por qué estoy sola ahora para enfrentar este momento?!?

Mensajito… de Fede!

-          Princesa, estoy destruido. Mañana hablamos en el laburo, te parece?
-          Oka Fede. No problem!

Una cafiaspirina y a la cama definitivamente. Apagó el celular. No more lola por ese día.

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