sábado, 3 de noviembre de 2012

Las tres mosqueteras (reloaded)


 
-          ¡Qué alegría chicas! No puedo creer que hayamos podido coincidir las tres… siento que hace siglos que no nos vemos. Eugeeee qué panza dios mío!!!

 
Las chicas habían quedado en encontrarse en un barcito que quedaba en un punto medio. Lo justo era justo. Si no siempre alguna tenía que estirarse de más. Además a Eugenia, con la panza, se le empezaba a dificultar moverse como lo hacía antes… pero todavía estaba ágil. Hacía más de tres semanas que no se veían y parecía que hacía un año. Cuántas novedades y noticias tenían para contarse y para tratar de comprimirlas en un cafecito de bar. La panza de Euge parecía haberse triplicado y Julieta tenía una remerita y unos accesorios que jamás habían visto.

 
-          Ayyy chicas… cómo pasa el tiempo, dios… nos tenemos que ver más seguido. Cuenten… cuentennnn… no perdamos el tiempo… ¿Quién empieza?

 
Juana arrancó acelerada, como queriendo aprovechar cada instante, cada segundo. Últimamente costaba más coordinar agendas para encontrarse. Y eso que todavía el bebé de Euge estaba en la panza… ella sabía que cuando esa personita saliera al mundo exterior, los tiempos iban a empezar a achicarse más.

 El primer turno fue de Julieta.

-          Chicas, bueno, para empezar… ayyy… ¿por dónde empiezo?... a ver… por lo más fácil. Me ascendieron chicas…!

-          Guauuuuuuuu- Gritaron a coro Juana y Eugenia.

-          Sí, sí, no lo puedo creer yo tampoco… el otro día mi Jefe me llama, yo dije… ¿y ahora qué?... pensaba que se venía algún reto no sé por qué… y empezamos a charlar de la estructura, del personal, de las posibilidades y en eso me plantea que estaban necesitando una jefa… y que la persona indicada era yo…

-          Bien amiga!

-          Muuuuy bien, estás  contenta?

-          Sí, a full… al menos, en el trabajo estoy bien… afortunada… ¿cómo era el  versito?

-          Callate… que lo otro viene solo! Tenés que ser positiva, y atraés ondas positivas… es así.

-          Bueno… y ustedes???

-          Chicas, yo también tengo que contarles algo… Dijo Eugenia.

-          Euyinnn… no me asustes…

-          No se asusten, no… pero también tiene que ver con el laburo.

-          Quéeee??? Preguntó ansiosa Juana.

-          Chicas, voy a dejar el laburo y, si dios quiere, después de que tenga al bebé… voy a empezar a estudiar para ser chef.

-          Eugeeeeeee!!!!!!!

-          Muyyy bien Eugeee!!!!


Era algo que Eugenia siempre había querido hacer, y que nunca se había animado del todo. Pero la maternidad le había dado el impulso necesario aparentemente.
 

-          ¿Y cómo te decidiste? Le preguntó Julieta.

-          Ayy no sé chicas… es como que la maternidad me hizo impune..!

-          ¿Impune? Jaj se rió Juana.

-          Sí, totalmente… no me importa nada. Tengo unas ganas de irme ya mismo del laburo, no se dan una idea… no me banco a nadie… a nadie!! Ya estuve averiguando cursos, lugares, de todo… estoy re entusiasmada!

-          Es un re paso amigaaa…

-          Sí, no les voy a negar que algo de miedo tengo. Pero, bueno… ya lo decidí. Además Fede me re apoya.

-          ¿Y cómo estás con él? Porque es todo junto!!

-          Ayy la verad chicas muy bien… Fede es un re compañero, es un amor. La convivencia bueno… ejem… nos está costando un poquito sí… vieron que yo soy un despelote, no?

-          Siii jajajaaj

-          Bueno, Fede es re ordenado, pero reeeee….

-          Naaa… no me digas!!! Te lo mandó Dios!!

-          Ayyy sí, hubo unos días en los que discutimos por pavadas, pero ya nos estamos acomodando, supongo que es normal, no?

-          Siii, obvio- Le dijo Juana, tranquilizándola.

-          Así que bueno… bien.

-          ¿Y cuándo sabemos si va a ser sobrino o sobrina?

-          La semana que viene chicas!! Me tengo que hacer una eco y a ver si tiene ganas de mostrarse… en la última vieron que tenía las piernitas re cerradas, no hubo forma…

-          ¡Yo ya quiero saber! Dijo entusiasmada Julieta.

-          Bueno nena… y vos? Le preguntó Eugenia a Juana.

-          Bueno chicas, yo por el momento sigo en el mismo trabajo…

-          Jaja daleeee tonta…

-          Bueno, es que se trajeron una bomba cada una terrible!

-          Bueno, pero tus bombas no vienen por el lado laboral…

-          ¿Por qué lo decís? Se hizo la tonta Juana.

-          Daleee… largá prenda Juanita- Le dijo Julieta, mientras le daba un sorbo a un cortado.

-          Bueno, vieron que el otro día les escribí un mensajito, me reencontré con Pedro por la calle…

-          Ahhhh noooo, a vos sola te pasa eso. Dijo Eugenia.

-          Sii, la verdad, no lo podía creer.

-          Sigue tan bueno como antes? Quiso saber Julieta.

-          Mejorrrr… mejor… porque ahora  lo vi como más maduro, no sé, con traje. Impresionante chicas.

-          Te mojaste? Le preguntó Julieta con la más absoluta tranquilidad, luego de haber dado otro sorbo.

-          Ayyy nenaaaaa… qué decís?? Lo vi en la puerta del laburo.

-          Y qué tiene que ver??

-          Qué zarpada nena!! No… hablamos re bien… obvio me movilizó, ese día fuimos a almorzar y quedamos para vernos, pero la verdad chicas, todavía no se dio…

-          Por quéee?

-          Un poco por todo lo que tengo que hacer, el laburo….

-          Y otro poco por Sebastián- Acotó Eugenia.

-          Qué? Sebastián?

-          Sí, no te hagas la estúpida Juana… Sebastián… o me vas a decir que ya no cuenta más?

-          No-no-si… cuenta… pero no es por él que no lo veo a Pedro.

-          A mí me parece que en otro momento ya nos hubieses contado cómo había estado cuando estuvieron juntos, y es más, nos estarías contando cómo dejaron de hablarse de un día para el otro…

-          Puede ser… Juana razonaba mirando fijamente el tostado que tenía entre sus manos, como si las palabras de su amiga tuvieran 1.000 veces más peso que las de su psicólogo, quien le había dicho algo parecido unos días atrás.

-          Es como dice Euge. Reafirmó Julieta.

-          Puede ser…

-          ¿Y Sebastián?, ¿Desapareció?

-          Un poco sí…

-          ¿Por qué?

-          Y… porque yo no le estaba dando mucha bolilla que digamos…

-          ¿Te jode?

-          Un poco sí…

-          Ahhhh piyina… las querés todas. Bueno, me parece que te vas a tener que decidir, pero ojo, no juegues con fuego.

-          Ayyy cómo si fuera tan fácil…

-          Anita el otro día me contó una historia re parecida a la tuya Juani…
 

Y el rumbo de la charla viró 180 grados.

      -          ¿¿¿Anita??? Seguís con esa tal Anita????

-          Ayyy sí, por qué me decís así?

-          Te dice así porque está muerta de celos…

-          Naaaaa, no estoy celosa, pero ni la conozco, no sé quién es, y en este último tiempo va a batir todos los récords de nombramiento en charlas amiguísticas…

-          Ayyy qué exagerada nena…

-          Sí-sí, qué exagerada… ya te vas a dar cuenta. Espero que el tiempo no me dé la razón…

-          Razón de qué? Ayyy bueno, mirá, no te hago caso, porque no quiero enojarme por pavadas. Te decía que a una amiga de ella le pasó algo parecido a lo que te está pasando a vos.

-          Qué?

-          Reapareció el ex novio, del cual ella había estado súper enamorada, y la piba estaba saliendo con otro flaco… estuvo así sin saber qué hacer como unos tres meses…

-          ¿Y, qué hizo?

-          ¿Qué hizo? Volvió con el ex… se casan el año que viene.

-          Guuauuuuuu… pará… es como mucho jaja

-          Quién dice… quién dice…

-          Che… Juana… y tu hermana? ¿Cómo sigue ese quilombo?

-          Ayy chicas… vieron que les conté lo del mensajito. Bueno, después Fernando se apareció en la casa de mi vieja, así de una, porque como mi hermana no lo atendía y él no sabía qué pasaba, se vino nomás.

-          Ah, bueno, bien…

-          Sí… qué sé yo… al menos demostró interés… pero no sé… si había hecho lo que había hecho…

-          ¿Y tu hermana?

-          Y mi hermana, nada, lo perdonó… o mejor dicho, él le perjura que no hizo nada, que esa flaca que le escribió está atrás de él hace mucho tiempo, que nunca pasó nada de nada, y que como él no le daba bolilla, la mina terminó consiguiendo su número y enviándole ese mensaje a Valeria.

-          Terrible… medio entreverado.

-          Y sí… y según mi hermana, él le mostró la invitación al evento, le mostró fotos de ese día… qué sé yo…

-          Y bueno, si le quiso creer, es cuestión de ella.

-          Y sí… ¿Qué querés que te diga? Yo no me voy a poner a juzgarla. Ya somos grandes, cada cual decide su propio camino.

-          ¿Pero mejor con ella, o no?

-          Absolutamente, todo esto, para bien o para mal, nos unió mucho más. Esto, y el encuentro con mi papá, que como les había contado, fue un flash.

-          Qué suerte amiga… las cosas se van encaminando.

-          Chicas… - interrumpió Eugenia- y si pedimos algo para comer? Ya son casi las 9, no?

-          Y daleeee…

-          Dale!!

 
Y así las tres mosqueteras, esas que alguna vez compartieron boliche, escapadas y tragos, ahora estaban allí compartiendo embarazo, ascenso y cambios. Las tres mosqueteras alumbradas por el farolito del bar, tenían otro tinte, pero en el fondo eran las mismas de siempre.

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