viernes, 20 de mayo de 2011

Preparativos para la Docta

Como ya sabía Juana, tres días antes de viajar, la mamá la llamó para organizar algunos detalles.

Juana rezaba porque fueran simplemente “detalles”.

-          Pusiste ropa abrigada, no?
-          Sí, má.
-          Mirá que allá hace más frío que acá eh…
-          Má, fui tantas veces como vos a Córdoba en invierno, dale…
-          Ok. Bueno, voy a ir a comprar los pasajes, voy a sacar cama, así viajamos más cómodas. Para el viernes a las ocho está ok?
-          Pero vamos a llegar re temprano…
-          Bueno, mejor, así no llegamos justito como la otra vez.
-          Ok…
-          Bueno, quedamos así entonces. Cuando salís del trabajo el viernes, te vas directo para Retiro. Nos encontramos allá. A mí me alcanza Elena.
-          Bueno, yo me llevo el bolso al laburo, quedate tranqui.
-          Acordate de llevar tu cámara, que la de tu hermana se le rompió. Me contó ayer.
-          Ok…
-          Qué querés que le compremos?
-          Una cartera?
-          No… eso le regalamos el año pasado…

La conversación se estaba extendiendo un poco más de lo deseado para Juana.

      -           Una campera?
-          Mmm… eso podría ser eh… de cuero decís?
-          Sí, las de cuero están buenas… o cualquiera que te guste que veas por ahí…
-          Cómo cualquiera?
-          Bueno… cualquiera, es una forma de decir… quiero decir, cualquiera que veas linda como para ella…
-          Ah… está bien. Me dijo si no le llevabas el pullover que se olvidó el año pasado en tu casa.
-          Se acordó de ese pullover?! Dios mío… ok… lo pongo también… ahora, por qué no me lo dice ella???
-          Bueno, yo no me quiero meter en sus problemas. Eso se lo preguntás vos cuando estés allá.

Juana pensó: no, no te querés meter, pero bien que te metés para pedirme que le lleve el pullover… vos no te metés, en lo que no te conviene.

Sin embargo, Juana no tenía ganas de discutir una vez más con su mamá, por temas vinculados a su hermana, como había sucedido otras tantas veces. Decidió saludarla, para ir cerrando la charla.

-          Bueno ma, hablamos cualquier cosa, después me decís cuánto te salió el regalo.
-          Bueno, un beso, si me acuerdo de algo más, te llamo…
-          Chau!

Fiuuuuuu… Juana cortó y se desplomó en el sillón. Esta conversación había durado diez minutos menos que la del año pasado, lo cual era toda una victoria.

Con qué poco soy feliz- se dijo y continuó: todo sea para lavar un poco la culpa de ese bendito cumpleaños de 15 de Valeria!

Muy en el fondo, sin embargo, Juana sabía que ya era hora de dar vuelta la página y si su hermana se quería hacer la ofendida… allá ella. Pero, iba a intentarlo una vez más. Iba a abordar ese micro con la esperanza de que esta vez las cosas fueran diferentes…

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