martes, 8 de marzo de 2011

Lunes por la madrugada (by las amigas de la nada)

Juana llegó agotada a su departamento. El día de laburo, después de un viaje. El reencuentro con su jefa. La visita frustrada a su padre. El alivio en el alma y en el cuerpo por saber que estaba bien. Era hora de descansar un poco.

Se preparó una sopa, bien calentita, con fideos dedalitos. Se la tomó y se fue a la cama a las nueve y media de la noche. A lo sumo, tipo diez menos cuarto, estaba roncando con la fuerza de un huracán.

A la diez y cuarto el teléfono la despertó. Sonaba insistentemente. Juana abrió los ojos sin entender demasiado dónde estaba, qué hora era y qué sonido extraño era ese que sentía a la distancia. Para ella, era plena madrugada. El teléfono era una especie de nave extraterrestre que emitía sonidos extraños. Y ella, estaba flotando en el espacio. Cuando cayó, empezó a buscar de dónde provenía el sonido, dado que, como su teléfono era  inalámbrico, solía estar tirado por aquí y por allá, sin un lugar fijo predeterminado.

Finalmente lo encontró. El aparato no dejaba de sonar, solo descansaba unos breves instantes, para reiniciar el quejido.
-          Hola, balbuceó Juana.
-          No... lo… pue…do... creerr… se escuchó del otro lado del teléfono, con congoja absoluta.
-          Juli?
-          Jua…na…Ma-ma-ma-ma-nuel… Julieta hablaba entrecortado. La angustia no le permitía emitir su discurso de corrido.  
-          Sí!! Qué pasó con Manuel??? Juana preguntó desesperada, no sabiendo qué le ocurría exactamente a su amiga.
-          Ma-ma-nuel se casa… y un llanto que Juana sintió como una catarata, se disparó del otro lado de la línea…
-          Cómo?! Y vos cómo sabés?!
-          Por…el…facebook…Juaniiiii… qué hago??? Me mueroooo…

Juana, en bombacha y remera vieja, medio dormida aún, parada en medio del living de su casa, escuchando esa voz entrecortada y desesperada que la había convocado, no lo dudó ni por un instante.
-          Juli, escuchame, escuchame bien: tranquilizate, voy para allá. Bancame, que en unos viente minutos estoy. Ok?
-           Okee-e-ey…

La verdad era que, si hubiera sido cualquier otra pavada que le pasaba a Juli, no hacía falta que Juana fuera hasta la casa. Bastaba con tener una charla extensa por teléfono y ya. Pero hacía rato que Juana no la escuchaba así a Julieta; exactamente, desde que había cortado con Manuel. Ese fantasma que nunca había partido del todo, seguía provocándole dolor… en realidad, ella no lo dejaba ir.

Juana se puso un jean, se cambió la remera vieja por una musculosa un poco más presentable, se peinó un poco para no parecer una loca escapada de un manicomio, llamó a un radio taxi y partió para la casa de su amiga.

Cuando llegó, la escena era lamentable. No era algo que Juana misma nunca hubiese experimentado en carne propia, pero siempre es más crudo cuando se ve en el otro, que en una misma. Primero quería saber bien qué había visto, quizás, existía la posibilidad de que estuviese equivocada, de que estuviese sacando una conclusión errónea… (esa falsa esperanza inicial, que todas nos hicimos alguna vez…). Julieta estaba en lo cierto. En el facebook de Diego, uno de los mejores amigos de Manuel, decía:

Mi mejor amigo se casa. Pero antes… la despedida!

Y el protagonista de esas fotos, no era nada más ni nada menos que… chan, chan, chan, channnnnn… Manuel Gamboa. El infeliz que le prometió a su amiga, la construcción de una familia que nunca llegó, y le dejó el alma agujereada… Juana pensaba que en el fondo, era lo mejor que le había podido pasar, porque, en definitiva, “para qué estar con un hombre que no te ama?”. El tema es que Julieta, no se había hecho a la idea de perder al “amor de su vida”. Juana hacía tiempo que no creía en el “amor de la vida”… menos idealista… más pragmática… más ¿feliz? No importaba… prefería la rispidez del pragmatismo, antes que el vuelo elevado del idealismo, que después te hacía caer de jeta contra el piso.

Julieta no paraba de llorar. Literalmente. No paró ni un segundo de llorar, desde que Juana entró al departamento, hasta media hora después de transcurrida su visita de auxilio. Juana nunca había visto a alguien llorar tanto. No había pañuelito que alcanzara. Hasta le secó las lágrimas con una servilleta (una de tela, sí).

El desconsuelo era tal, que Juana decidió no decir mucho los primeros diez minutos y dejó que llorara profusamente. Luego, se decidió a hablar, mientras Julieta seguía derramando lágrimas.

-          Juli… tenés que ser fuerte. Esto que te pasó es horrible, no quiero ni imaginarme lo que estás sintiendo… es una patada en los ovarios… lo sé… pero vos, en un punto, lo estabas buscando.

Ante la cara de espasmo de Julieta, Juana rápidamente se vio en la necesidad de explicarse…

-          No me mires así, más vale que no estoy diciendo que vos buscabas que él se casara, no seas tonta. Lo que vos buscabas –y todo el tiempo- es encontrarte con una noticia así… revisabas el facebook de Diego… de hecho, así te enteraste, no?... cuando te encontrabas a la hermana por la calle, le hacías el cuestionario del siglo… intentabas charlar cuántas veces podías con las novias de sus amigos… Juli… era obvio que en algún momento, te ibas a encontrar con un garrón como este…

Julieta escuchaba sin contestar, a la par que las lágrimas rodaban por las mejillas coloradas de su rostro. Estaban coloradas, un poco por el sol que había tomado el fin de semana, y otro poco por el ardor que le provocaban la impotencia, el dolor, la tristeza…
        - Quizás, era lo que necesitabas para terminar de cerrar la historia. Agregó Juana.

Cuando pudo emitir palabra, y más allá de cualquier explicación de Juana, Julieta fue contundente:
-          Siento que este dolor que tengo en el pecho, no me lo voy a poder sacar más. Y la sensación es horrible…

Juana sabía que cualquier cosa que le dijera en ese momento, iba a entrar por un oído y a salir por el otro… e igual eligió decir: lo sé. Yo también sentí lo mismo. Y mirarme ahora! Solterona feliz!!

Entre el medio del llanto, Julieta se rió. Es un segundo en el que se da esa conjunción difícil de explicar: es un llanto con risa mezclado. Una risa que ayuda a frenar un poco el llanto, pero que no lo elimina por completo. Un risallanto o llantorisa, palabras que debieran de incorporarse en el diccionario, porque existen y se dan en la vida real.

Juana le alcanzó un vaso con agua fresca. Julieta tomó algunos sorbos. Respiró profundo… y, finalmente, paró de llorar.

-          Te juro Juli, que nunca vi llorar tanto a alguien… por un momento creí que nunca ibas a parar.
-          Claro, no? Porque vos no te viste llorar, cuando te enteraste que Sebastián estaba con su compañera de laburo!!
-          Aaaahhhhh nooooo…. Golpe bajo guacha! Y Juana se tiró encima de su amiga, con uno de los almohadones de plumas que tenía sobre el sofá. Te voy a matar! Con amigas como vos, para qué quiero enemigas?! Gritaba en broma, buscando arrancarle una sonrisa a Julieta.
-          Jajaj bueno, entonces callate nena, que para llorona, primero estás vos!!

Juana había logrado su objetivo. Julieta se estaba riendo. El clima se había distendido.

-          ¿Y Euge? Qué raro que no está acá.
-          La llamé también, pero en la casa no estaba, no me contestó nadie y el celu me da apagado…
-          Mmm qué raro… en qué andará esta…?

Era verdad. Era extraño que, ante una urgencia tan importante, una de las mosqueteras estuviera ausente. Y sin aviso.

El reloj clavó sus manecillas en las doce y Juana, tanteando la situación, le dijo: amor, vos qué querés que haga? Me quedo acá, me voy para casa…?

-          No Juani, vos andá. Ya estoy más tranquila. Si te quedás, mañana vas a estar hecha una zombi… además, no tenés ropa.
-          Como quieras, de verdad. Si querés, me quedo.

Juana vio la expresión del rostro de su amiga. Sus palabras decían algo, con lo que su cara no estaba de acuerdo. En el fondo, Julieta quería que Juana se quedara. Juana leyó su rostro, porque a lo largo de los años, había desarrollado una habilidad super extra calificada para interpretar expresiones, más de lo que a veces a ella misma le gustaba.
-          Me quedo. No se diga más.
-          Bueno, mañana te alcanzo al laburo en auto y te presto ropa mía.
-          Buen trato! Ir al laburo en auto, qué placer!! Dónde duermo yo?
-          En la cama conmigo! Dónde vas a dormir??
-          Encima voy a tener el placer de compartir la cama con una de las mujeres más lindas del país????
-          Jajja qué boluda… vos sola pensás eso nena…
-          Te puedo asegurar que no, solo tenés que abrir bien los ojos Juli, y darte cuenta la cantidad de hombres que mueren por vos, pero vos no le das ni cinco de bola…
-          Te parece?
-          No solo me parece. Lo aseguro!

Julieta le prestó un camisoncito a Juana. Se acostaron en la cama, que tenía sábanas recién cambiadas y Juana sintió un aire a flores silvestres muy relajante.

-          Qué rico perfume! Expresó, respirando profundamente.
-          Viste? Lo compré en el super. Es lo más…

Era como en esa publicidad de la tele, en la que salían florcitas y mariposas de las sábanas. Lo que Julieta tenía de distraída, lo tenía de detallista. Se fijaba en esos detalles que a cualquiera (hombre o mujer) podían hacer sentir a gusto.

Ya acomodadas, Juana prosiguió con el tema:
-          Es más, te voy a decir una cosa, a veces sos tan colgada, estás tan cerrada en un tema, o en un pibe mejor dicho, que no te das cuenta que, quizás, el amor de tu vida está al lado… te acordás cuando en el secundario morías por el nabo de Matías, y después te enteraste que Lucas había estado siempre atrás tuyo y te querías matar??
-          Siii, te acordás? Se entusiasmó Julieta con la anécdota.
-          Viste?? Que no te pase lo mismo. Quizás, por estar mirando al idiota de Manuel –perdón por lo de idiota, sé que todavía lo querés-, pero… por mirar al idiota de Manuel, te estás perdiendo de ver al amor de tu vida…
-          Vos decís amiga?
-          Me estás jodiendo… una vez más: lo aseguro!
-          Ayy… ojalá tengas razón.
-          Una pregunta importante.
-          Decime.
-          Tenés chocolate?

Julieta no tuvo más remedio que echarse a reír. A quién se le hubiese ocurrido una pregunta tan desubicada, en medio de una charla –aparentemente- tan seria. A Juana. A nadie más.
-          Obvio, te traigo.
-          Pero más vale! Un momento como este, amerita una tableta y media, o dos, o tres, del mejor chocolate que encuentres en tu alacena.
-          Aireado te va?
-          Como trompada!

Julieta fue corriendo a buscar el chocolate y volvió con dos tabletas y una coca Light de litro y medio.
-          Qué bueno!! Chocolate y coca cola… pero ojo que es Light ehhh…jajaja bromeó Juana.
-          Si… si no fuera porque ya es martes, diría que es como la canción de los abuelos…
-          Cuál? Lunes por la madrugada?
-          Sí, un temón… no sé por qué se me vino a la cabeza…
-          Bueno, pero para nosotras, si vos querés, es Lunes por la madrugada. Total, quién nos va a venir a cuestionar?
-          Jaja tenés razón.

Y así se quedaron hasta la una de la madrugada, conversando, dejando las lágrimas atrás, hablando mucho del amor y el desencanto, de lo que había significado Manuel en la vida de Julieta, de todo lo que le quedaba por vivir, de lo que una se merece… hasta que, muy sabiamente y pensando en el día siguiente, decidieron apagar la luz de los veladores y disponerse a dormir.

Ya a oscuras, Julieta le preguntó a Juana…

-          ¿Vos también sentiste que nadie más, te iba a poder hacer sentir como él?
-          Sí… hasta que encontrás a alguien que siente lo mismo por vos, que vos por él, y esa simbiosis es algo parecido a la perfección…
-          Pero igual, a veces no funciona…
-          Ayy Juli, si existiera la receta mágica, te creés que yo estaría trabajando ocho horas para la trola de Gangster?
-          Por qué? Julieta preguntó sin entender a qué se refería su amiga.
-          Porque estaría vendiéndola mi amor!!!! Ya sería rica..!

Y, gracias a la magia –pero de la amistad- Julieta terminó su noche, riéndose una vez más.

1 comentario:

  1. Feliz día a todas las mujeres que, como Juana, corren por rescatar a otra mujer... como Julieta!

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