miércoles, 30 de marzo de 2011

Quizás...


-          Y ahora qué quiere? Qué le picó? Yo sabía que iba a pasar esto, se iban a confundir las cosas y yo no quiero saber nada…

Sonó el celular.

Juana lo había dejado arriba de la mesa, por si las dudas. Apenas sonó, lo abrió para ver de quién se trataba.

-          Euge! Qué hacés desaparecida?!
-          Hola amiga!! Ya sé, sorry, estuve ausente esta semana.
-          Totalmente… igual no te puedo decir nada, porque los últimos días estuve igual, corriendo de un lado para el otro… qué contás?
-          Hablé con Juli, pobre, justo el lunes cuando se enteró de la bomba del casamiento, yo estaba… bueno, para eso te llamaba, para contarte a vos también…
-          Qué?! qué?! qué?!
-          Te acordás del amigo de Sebastián?
-          Sebastián, mi Sebastián?
-          Sí, tu Sebastián… bueno, el amigo… Federico…
-          Mucho no me acuerdo la verdad…
-          Y claro, si vos estabas a full con tu Sebastián…
-          Pero qué pasó?
-          Divino… me llamó el lunes a la tarde al celu, me invitó a salir y acepté…
-          Ahhhh muuuyyy biennn, mirala vos!
-          Siii espectacular, me encantó!
-          Ayyy cuánta emoción que siento, cuánto me alegra Euge!!
-          Si… el tema es que nos vimos el lunes, martes y jueves… amiga no puedo más!
-          Ahhh nooo, a fulll… a puro fuego?
-          A puro fuego!
-          Y cómo viene? Jaja
-          Viene muy bien amiga, muy bien… pero che! Lo importante es lo de adentro…
-          Sí jaja lo que pase adentro de la cama…!
-          Bueno, el pibe igual me encanta, es super conversador, pegamos muy buena onda y acá estamos, veremos…
-          Me alegra mucho de verdad…
-          Y vos, en qué andás? Dónde estás? Te llamé a tu casa y no me atendió nadie.
-          Estoy en Recoleta, en un barcito con una onda parisina increíble, comiendo un sandwichito… tranqui…
-          Ah, muy cool lo tuyo… qué hacés hoy?
-          Nada, supongo que me quedaré en casa.
-          No tenés ganas de hacer algo?
-          La verdad Euge, si querés nos juntamos a comer, pero no más de eso. Tuve una semana a mil y necesito recuperar energías.
-          Ok, bueno, si querés te invito a cenar a casa, te va?
-          Me re va. Hablamos más tarde, dale?
-          Dale. Y me contás toooodoooos los detalles…
-          Ja, qué tonta! Byes!
-          Byes!

La charla la entretuvo por un rato, pero no se había olvidado del llamado. Eligió no contárselo a Euge, para evitar empezar a hacer conjeturas varias que no la iban a llevar a ningún lado. Pero la intriga continuaba.

Odiaba que le pasaran esas cosas. Estaba tranquila, disfrutando de la tarde, paseando, comiendo algo rico y, de repente, pasaba algo que la sacaba del reino de la paz… y la ubicaba directamente, en el reino del nerviosismo.

Soy muy exagerada… por qué estás pavadas me ponen tan nerviosa? Empezó a preguntarse Juana y continuó: vos podés controlarte, vos podés seguir en tu onda zen y relajarte y dejarte de hinchar las bolas. Depende de vos… dale… concentrate, hoy es tu día de disfrute, trabajaste mucho, estuviste a las corridas, ahora a relajar…

Sonó nuevamente el celular.

Lo abrió rápidamente.

Seba ex.

-          Hola.
-          Hola! Pensé que no me querías atender...
-          Jaja por qué no te voy a querer atender?
-          Porque sos mala conmigo, siempre me tratás mal y a mí eso me encanta…

Sebastián había entrado con los tapones de punta. De una.
-          Si, si… muy mala…
-          Te preguntarás el por qué del llamado?
-          Exacto.
-          Estaba acá en casa, mirando una peli y me acordé de vos… de lo bien que lo pasamos en San Pedro el finde pasado…
-          Ajá, mirá…
-          Y dije… si tengo ganas de llamarla, por qué no la voy a llamar… no?
-          Por qué cohibirte, no?
-          Eso. Me gustaría verte. Hoy qué hacés?
-          Sebas… mirá… no quiero parecer mala onda… yo el sábado la pasé super bien también. Me encantó verte. Pero no sé si da volvernos a ver ahora…

Una vez más, Juana elegía el resguardo de un no, a la adrenalina de un . Una cosa era pasar una noche de aventura en San Pedro (por qué será que cuándo las cosas se hacen lejos, parecen menos graves, menos serias, menos comprometidas?...), y otra muy distinta era que se convirtiera en una especie de retorno, de Matrix Reloaded… no la convencía mucho la idea.
-          ...Me explico?
-          Perfectamente. Y te respeto. De todas formas, permitime que de batalla.
-          Vos podés hacer lo que quieras. Siempre lo hiciste o no…?
-          Viene de palo? Me la banco ehhh!

Esa actitud la desconcertó un poco a Juana, acostumbrada a recibir de Sebastián otro tipo de reacción en el pasado.
-          Ah, muy bien, parece que los años, algo de efecto hicieron…
-          Ajá… los años, las relaciones que tuve en el camino… un poco de todo.

Juana tuvo ganas de saber más, pero se resistió a ella misma y a su deseo.

-          La cuenta por favor… Dijo Juana a propósito, para que Sebastián escuchara y entendiera la indirecta.
-          Bueno, te dejo, porque estás ocupada… pero no me voy a dar por vencido, ok?
-          Ok.
-          Hablamos, dale.

Dudó la contestación.

-          Besos.
-          Chau preciosa.

Ella le dijo que no, pero en el fondo sintió una cosquillita de placer… En el fondo, muy en el fondo – no confesable para el resto del mundo- el llamado le había dibujado una sonrisa en el rostro.

Qué boluda! Por qué me pongo contenta por estas cosas?

-          $42.

Se había olvidado de la moza y de que había pedido la cuenta.

-          Cobrate $45. Gracias.
-          Cómo estuvo todo?
-          Todo bien.

Y quizás, para sus adentros, ese “todo bien” significaba más que el placer de haber comido una rica comida en el barcito Le Pont Bleu de Recoleta. Solo quizás…

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