miércoles, 2 de mayo de 2012

Embustero

Caminando a paso firme y nada apresurado Julieta iba en dirección al bar, porque nunca había advertido que Juana había cambiado de posición. Se la veía aliviada, dolida, pero aliviada.

Juana también empezó a moverse para el lado del bar, tratando de llegar a tiempo para que su amiga la encontrara lo más rápido posible.

¿Qué se habrán dicho? -Se preguntaba Juana.

Cuando por fin se encontraron, Julieta le susurró: - seguí caminando que no sé dónde está, no quiero que nos vea.
-          Tranquila –le dijo Juana- vi que se fue para el otro lado.
-          ¿Qué cara tenía?
-          La misma cara de tarado que cuando llegó…
-          Jaja me hacés reír hasta en esta situaciones Juana…
-          A su servicio.

Juana y Julieta fueron al mismo bar que había hecho las veces de cuartel general. Allí, Juana repitió lo que había tomado hacía un rato, café cortado, mientras que Julieta se pidió un café doble… “bien cargado”.

-          Bueno, tranquila… contame qué pasó.
-          Ayy Juani… ya está. En un momento pensé que se iba todo al carajo. Pero ya está.
-          ¿Qué te dijo?
-          Qué me va a decir… me dijo que está casado efectivamente. Que es verdad, no se estaba separando, que no se va a separar…
-          ¿Y vos?
-          Y yo… le tuve que insistir mucho para que me dijera la verdad… es muy patológico Juani… nunca viví algo así.
-          Siempre hay una primera vez amiga.
-          Supongo…
-          Bueno… ¿y?
-          Eso… hasta último minuto intentó mantener la mentira, ¿entendés? Intentó decirme que se estaba separando, que la cosa no iba más… no sé… en un momento, con tanta cara de boludo, me hizo dudar…
-          No amiga…
-          No, obvio, no. Sé que es un sorete…
-          Ayyyy te acordás como decía Euge??? Un sorete mal cagado…
-          Jajajaja sí… aplica, aplica.
-          Además, mentiroso.
-          Traicionero.
-          Hijo de puta.
-          Fayuto.
-          Cobarde, cagón…
-          Poco huevo.
-          Tan poco hombre…
-          Embustero.
-          Embustero! Esa es genial, es un embustero.

Como en un juego, las chicas fueron pasando por cuanto adjetivo calificativo encontraron en su memoria de desamores y corazones rotos. Sin embargo, nunca habían vivido en el grupo de amigas, una historia como esta… así de intensa, así de fugaz y así de triste…
-          De algo estoy segura Juani, esto me va a servir…
-          Obvio, todo sirve.
-          Me va a servir para identificar más rápido a los hijos de puta.
-          Tal cual.
-          Bueno, vamos.
-          ¿Qué querés hacer ahora?
-          Nada, si no te enojás, necesito ir para casa y encerrarme todo el finde a llorar…
-          Ayyy amiga…
-          Pero no te preocupes, necesito exorcizar esto… ir sacándomelo del pecho… de a poco.
-          Justo es finde…
-          Mejor, así lloro tranquila y no me tengo que preocupar ni por la cara, ni por la ropa, ni por nada.
-          ¿Estás segura?
-          Sí, totalmente.
-          No te digo de vernos mañana, porque viene mi hermana y está con un quilombo importante con mi vieja… que ahora no viene al caso, después te contaré mejor… pero viene medio de bajón la historia… no creo que te ayude a levantar… si estábamos mi vieja y yo solas, te decía para que vengas...
-          Tranqui… de verdad. Si veo que me estoy ahogando en mi propio llanto, te llamo.
-          ¿Me lo prometés?
-          Te lo juro. Ah... y gracias Juani.
-     No me tenés que agradecer nada.

Las chicas abandonaron el bar, dejando atrás una historia que apenas había llegado a comenzar. Julieta alcanzó a Juana a su casa y ella siguió para la suya. Cuando llegó, se puso un jogging, de los más viejos del placard, se metió en la cama con un té caliente y, tal como lo había prometido, empezó a llorar… 

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