lunes, 31 de enero de 2011

Destino: Saint Peters

El viernes se le pasó volando a Juana. Al mediodía, aprovechó para hacerse una escapada hasta la clínica. Esta vez no se encontró con nadie. Todo estaba igual. 

Al regreso del trabajo, para distraerse, empezó a armar la mochila para el viaje. Y, como cada vez que hacía ese tipo de menesteres, comenzó a hablar sola.

- Pincita, sí. Siempre viene bien cuando estamos aburridas…Mazo de cartas. Después nunca lo terminamos usando, pero bueno, no importa. Lo pongo igual…El mate lo llevaba Juli. La carpa, Euge…Off, fun-da-men-tal. Menos mal que me acordé, siempre me lo olvido y después nos matan los mosquitos… Protector…La malla, obvio. Me tendría que comprar una, esta está a la miseria, pero bueno, ahora ya fue…La manta para tirarnos a tomar sol…La cámara de fotos…Llevo algunas curitas, unos alikales también ajá… a ver… algunas buscapinas. Creo que está todo lo esencial.

Agregó unas tres remeras; un jean; una pollerita de jean; un par de ojotas; unas chatitas y unas zapatillas. No dejó de lado los maquillajes ni la ropa interior, por supuesto.

Julieta pasó a buscarla por la casa a las siete y media de la tarde. Eugenia ya estaba en el auto.

A través de la puerta de vidrio, visualizó a las chicas con cara de entusiasmo. El PI PI PIII de la bocina sonaba de alegría. Juana aceleró el paso.

Tanto Eugenia como Julieta, sabían que Juana no se iba a olvidar de lo que le estaba pasando, pero les pareció la mejor forma de mimarla un poco, de distraerla. Después de todo, a Juana siempre le había gustado viajar.

Antes de encarar la ruta, pasaron por la estación de servicio para cargar nafta. Eugenia iba siempre a la misma, porque ya conocía al playero y le tenía confianza. Formaba parte, en realidad, de sus pequeños ritos cotidianos.

-          Súper Alberto, como siempre. Esta vez, tanque lleno.

Y Alberto se dispuso a cargar con una sonrisa.

-          Juani, no me comprás unos beldent?, le pidió Julieta.  
-          Ok. Me acompañás Euge?
-          Dale, vamos.

Compraron varios Beldents de menta, un paquete de papas fritas (en viaje, valía) y unas Cocas Light (para no perder tanto la línea). Esa absurda “ley de la compensación”, que las mujeres se obstinan en mantener, para sentirse más tranquilas. Por supuesto, no faltaron algunos paquetes de cigarrillo para despuntar el vicio.

Julieta aprovechó para chequear el aire de las gomas y, al verificar que todo estaba bien, partieron raudamente, ya que no querían viajar tanto de noche. Julieta prendió la radio y en la Vale sonaba esa canción tan pegadiza que no sabían cómo se llamaba, ni mucho menos, quién la cantaba: Eu chi falé, meu bein, eu chi falé… llora, miliga, implora, mi veiyadinovuuuuuu… entonaron todas juntas en un portugués paupérrimo. Enseguida, comenzaron las risotadas, porque sabían que habían inventando la letra (con leves variaciones entre una y la otra, pero en todos los casos, inventadísima).  

El coro inundó el 206 negro y traspasó las ventanillas, que estaban entreabiertas. Semejante destreza vocal, las encontró con un conductor que les pasó por el costado y les celebró la ocurrencia, tocando la bocina. A puro grito desafinado, continuaron cantando los temas que se fueron sucediendo.

-          ¿Cómo se les ocurrió San Pedro? Quiso saber Juana.
-          Es que siempre que vinimos, la pasamos tan bien, no? Contestó Julieta. Y miró por el retrovisor a un Megane que se le había pegado atrás.
-          Qué buena idea tuvieron chicas, dijo con cierta emoción Juana.
-          ¡Pero ojo! No vamos a San Pedro… ¡vamos a Saint Peters! gritó Eugenia.
-          ¿Cómo? Preguntó Juana riéndose.
-          Sí gorda, Saint Peters, así suena más fashion.

Julieta dejó pasar al Megane. Y, cuando el conductor se encontró a su misma altura, le dedicó un fuck you esplendoroso. Las chicas, aplaudieron la osadía.

Era una ruta fea, según Julieta, porque siempre estaba llena de camiones. Por eso las chicas le hicieron el aguante y no se durmieron, así estaba entretenida pero con los ojos bien puestos en el camino.

-          Ayer, supuestamente, me encontraba con Leo. Reinició la conversación Juana.
-          ¡Es cierto! –exclamó Eugenia- Si habíamos hablado que íbamos todas, así conocíamos a sus amigos. ¿Qué pasó? Yo me re olvidé.
-          Yo no. O bueno, sí, hasta último momento. Nada… le escribí diciéndole que estaba complicada en el laburo y que no iba a poder ir…
-          Qué excusa más boluda por favor. Fue categórica Eugenia, fiel a su estilo.
-          Bueno, ¿qué querías que le dijera? ¿¿Mi viejo está internado en terapia intensiva con un triple by pass; me acabo de enterar que nunca la cagó a mi mamá como pensé toda mi vida; tengo una nueva jefa que ya me está sacando los pelos de punta y hoy, sinceramente, tengo cero ganas de salir con vos..??
-          No, sí, claro. Tenés razón. Se retractó Eugenia rápidamente, sabiendo que por esos días, debía abandonar el estilo directo para con su amiga, que estaba notablemente sensible.
-          Ya fue… -continuó Juana- no lo conozco como para darle tanto detalle de mi vida. Le escribí lo primero que se me cruzó. Igual, no creo que vuelva a aparecer. El sábado, me terminé yendo descompuesta del bar, después lo colgué con la salida y no volví a escribirle…
-          Duró menos que el anterior, dijo Juli.
-          Sí, ya sé. Pero no tengo la cabeza para estar con alguien ahora. Tengo todo embarullado. Necesito pensar mucho. Meditar, no sé… estar tranquila…
-          ¿Te volverá a llamar? Se interesó Eugenia.
-          Sinceramente, espero que no. Ya no sabría que decirle para no verlo.

Las chicas entendieron el sentir de Juana. Dos semanas atrás, hubiera salido con Leo y esperado la mejor noche de su vida, pero a esa altura, habían pasado tantas cosas en tan pocos días que, era verdad, no estaba para dedicarle tiempo a un chico, potencial novio perfecto.

Casi sin darse cuenta, entre el canto, la conversación, las papas y las cocas, llegaron a destino. Las esperaba una noche estrellada y un centenar de carpas anaranjadas en el horizonte.

1 comentario:

  1. Festejo los campamentos! La alegría y la emoción de un viaje con amigas!!!

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